Por Dalivor Eterovic.
¿Sabía usted que hace aproximadamente unos diez años, existe en Chile un producto en la banca comercial que se denomina hipotecario inverso?
Opera de la siguiente manera: Para acceder a él, debe tener 65 años y una propiedad a su nombre. Si además a esto sumamos una pensión miserable, entonces será un potencial cliente para este tipo de crédito.
El banco le garantizará un ingreso mensual por el resto de sus días.
Este dinero usted no tendrá que devolverlo, ni pagar intereses, pero si deberá hipotecar su casa y al momento de fallecer, la vivienda pasará a manos del banco.
Con esto se cierra el “círculo virtuoso” del actual modelo económico, que parte sometiendo a los trabajadores con condiciones laborales deficientes, alta accidentabilidad laboral, un mal sistema de salud, difícil y en muchos casos nulo acceso a la educación superior y naturalmente, salarios insuficientes que redundan en alto endeudamiento.
Posteriormente es el propio sistema, el que garantiza la obtención de una pensión de pobreza, que hoy está en torno al 30% de la última remuneración obtenida por el trabajador.
En este punto es donde el modelo neoliberal culmina la tarea. Ofreciendo, a aquel jubilado que por la necesidad de tener un pasar más digno en sus últimos años de vida, una salida que inevitablemente terminará entregando a manos de la banca, el esfuerzo de toda una vida.
Posteriormente, la propia banca reiniciará el “circulo virtuoso” de la explotación y sometimiento en pos del enriquecimiento de unos pocos y la perpetuación de la desigualdad.